Reflexión: Un niño que no practica la urbanidad será grosero y mal educado, y será despreciado de todos. Pero un niño bien educado se hace simpático a todo el mundo.
* * *
¿Qué has de hacer? Tendrás urbanidad en el templo, estando en él con devoción. Urbanidad en tu casa y, sobre todo, en la mesa. Urbanidad en todas partes, respetando a todos y no profiriendo nunca palabras groseras o inmorales.
Propósito. Guardaré siempre las reglas de urbanidad.
Fuente: Dios conmigo. Devocionario de niños y niñas por el P. Luis Ribera.
Editorial Regina S. A. - Barcelona (España).
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